Pedido de publicación: Belén de Vedia

El sujeto

No nacemos miembro de una sociedad: nacemos con una predisposición a la socialidad y luego llegamos a formar parte de ella.
Nos enmarcamos en una estructura en la cual los significantes nos son impuestos y aceptamos los roles y actitudes ajenas para apropiarnos de ellas.
Desarrollamos mente y cuerpo y vamos tomando distancia de este mundo impuesto como “realidad objetiva” para cuestionárnoslo y formar nuestras “propias verdades” de la realidad.
Evoluciona nuestro propio pensamiento, el mismo que estará de ahí en más para siempre presente a la hora de mirar el mundo. Cada acción, idea o análisis posterior pasará por el “filtro” de ese modo de pensar.
Y así formaremos miradas, visiones de los objetos que nos rodean y que nosotros mismos hemos creado.
Y estableceremos valores que harán que esos objetos se sostengan en el tiempo, no por la imagen que dan al mundo de sí mismos, sino por la mirada que nosotros como sujeto tenemos de ellos.
Pero para poder nadar y no simplemente ser llevados por la corriente, en este mundo cargado de información, en el que los objetos avasallan al hombre más de lo que el hombre puede elegirlos a ellos y donde el ritmo de vida no da lugar al detenerse a pensar es necesario parar, alejarse, tomar distancia y, si se requiere, detener el tiempo y sentir, ya no pensar, intuir, observar y escuchar bajo nuestro filtro desarrollado para valorar ciertas cosas sobre otras, jerarquizar, buscar necesidades y satisfacción de las mismas, encontrar la esencia de las cosas y establecer nuestros valores fundamentales.

Belén de Vedia